Colombia, cuya economía pareciera depender siempre, en gran medida, del contrabando y del narcotráfico, sufre desde varias décadas los devastadores resultados de “negocios ilegales”, que se traducen en la existencia de mafias y carteles propios del crimen organizado.

Muchos de los propósitos de sus criminales ha sido históricamente, articular y profundizar su hegemonía, estigmatizando a Colombia como un país de riesgos, de contrabandistas, traficantes de drogas, sicarios y de los extorsionadores más famosos del mundo.

Ante los cambios constantes de las estructuras criminales cabe preguntarse: ¿Cómo la delincuencia organizada ha logrado expandir sus tentáculos entre Colombia y Venezuela?

Para conocer más sobre esta problemática, entrevistamos al doctor Alejandro Rebolledo, quien es abogado, especialista antilavado de dinero y demás delitos afines a la delincuencia organizada.

¿Quién ha sido el peor criminal en Colombia?

Frente al tema de la delincuencia organizada, primero debo decir que las mafias son organizaciones de poder…”mientras el Estado es burocrático, lento y pesado, el crimen organizado es moderno, tecnológico e innovador”. En el caso de Colombia, quiero aclarar que ese país no termina de sanar sus heridas con respecto a la agresividad con que actuaban los traficantes de drogas y la delincuencia organizada de los años 80 para acá.

No podemos olvidar que uno de los grandes criminales de la historia de la humanidad fue el colombiano Pablo Escobar Gaviria. Un sujeto que financió la toma de la Corte Suprema de Justicia de Colombia donde murieron más de 10 magistrados. Mandó a explotar un avión de Avianca, donde perecieron más de 100 pasajeros, mandó a matar a Luis Carlos Galán,  candidato a la Presidencia de Colombia en 1989, quien era partidario de la extradición; asesinó al Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, a jueces, fiscales del Ministerio Público, periodistas y todo eso por mantener el negocio del tráfico de la cocaína al mundo.

“El criminal que sometió al gobierno colombiano”

Hay que reconocer que nuestros hermanos colombianos, a quienes respetamos profundamente, han hecho grandes esfuerzos con sus instituciones. Pero fue muy grave como esas organizaciones criminales pusieron de rodillas al Estado Colombiano, secuestrando, matando, traficando, y extorsionando a través de un sujeto como “Pablo Escobar Gaviria, quien sometió al poder en Colombia”, utilizando a grupos criminales, entre ellos el denominado “Los Extraditables”, que se oponían a la extradición de narcotraficantes a los Estados Unidos, manteniendo el criterio de “es preferible una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos de América”.

Por tal razón Escobar Gaviria mandó a construir la cárcel “La Catedral” que tenía todos los lujos y comodidades dentro de un recinto penal. No olvidemos que estos individuos escondían las “caletas” debajo de la tierra y en paredes. Tenían mucho dinero que no podía ingresar al sistema financiero.

Por el lado venezolano tenemos, por ejemplo, la Cárcel de Tocorón, muy parecida a la cárcel “La Catedral” en Colombia. Acá los reclusos disfrutan de grandes comodidades, piscina, discoteca, burlándose irónicamente de lo que debe representar el cumplir una sanción penal tema en un recinto carcelario.

¿Qué ha hecho Colombia para contrarrestrar a los grupos criminales?

Es claro que Colombia ha pasado por numerosas situaciones que han herido sus instituciones. Han inventado y reinventado estrategias para salir de los grupos criminales, incluso designando a jueces sin rostro, amplios operativos anticrimen, desde académicos, judiciales, financieros, hasta el control de los cuerpos policiales, para ir levantándose de tan delicadas situaciones delictivas.

¿EL contrabando es generador del lavado de dinero?

La responsabilidad de militares venezolanos en el contrabando, nos lleva a preguntarnos: ¿Quiénes son los militares presos por el contrabando? ¿Dónde están las acciones  de inteligencia contra estos sujetos que controlan las trochas? ¿Hay labores de inteligencia financieras contra el lavado de dinero en las fronteras?

Sin duda alguna es claro que el contrabando es un generador del lavado de dinero. Por supuesto acá existen diferentes grados de participación, todos sancionables. Sin lugar a dudas, los productos regulados en Venezuela son apetecibles para nuestros vecinos colombianos, porque cuestan mil veces menos por lo barato que son, y porque les representan una enorme ganancia al comercializarlos libremente en su país.

Por ello el gobierno venezolano tiene que proteger estos productos regulados, gusten o no, estas medidas adoptadas en protección de la alimentación básica del venezolano. Es lo que debe hacer y está tratando de hacer cumplir para evitar la extracción de los mismos.

¿Qué pasará con todo esto?

Esto no va a parar si no logramos poner en cintura a las bandas criminales. Porque el enemigo a vencer en esta problemática, no es el pueblo Colombiano, sino la delincuencia organizada, las mafias y demás organizaciones delictivas que se dedican a corromper y destruir  a las instituciones, tanto públicas como privadas, haciendo posible la existencia de contradicciones entre ambas naciones hermanas.

Por otro lado, quienes comercializan con la moneda venezolana, con el papel moneda, para falsificar otras monedas extranjeras, repercute en perjuicio de la economía de la región.

No perdamos el enfoque de combatir a la delincuencia organizada transnacional la cual permite, a los traficantes de drogas y a los contrabandistas, penetrar nuestras fronteras. “Ese es el enemigo a vencer” y se debe hacer con el establecimiento de políticas conjuntas  para contrarrestar a la actividad criminal: la corrupción, el contrabando, tráfico de drogas, la compra de funcionarios, la trata de personas, el tráfico de armas y todos los demás delitos afines al crimen organizado.

Ese esfuerzo debe existir, tanto del lado colombiano, con en el venezolano, para que estos sujetos, que adquieren enormes cantidades de dinero sucio, sean sancionados con todo el peso de la Ley. Pero en ambos lados.

Para nadie es un secreto que en la ciudad fronteriza de Cúcuta sus habitantes viven y comercializan los productos extraídos desde Venezuela.

¿Quiénes son los afectados por esta actividad?

Las familias venezolanas y también las familias colombianas que deben adquirir los productos a precios altísimos. Esto desestabiliza a ambas economías y profundiza la crisis social de los pobladores.

¿Cómo se soluciona esta problemática?

Todas estas experiencias producto de las debilidades institucionales, ceguera voluntaria y la doble moral de ambos países, hicieron posible que se fortalecieran las bandas criminales a través del tiempo. Para ello debemos de manera conjunta, establecer “sanciones ejemplarizantes” contra esos sujetos.  Debe ser de ambos lados, de manera que la población sienta que más allá de una coyuntura diplomática, al final se logre el castigo a los verdaderos responsables de esta crisis.

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