La Corrupción y el Exceso de Controles

@arebolledo1

 Indudablemente que la corrupción es un tema político y socioeconómico, arraigado, principalmente, en las instituciones públicas desde su cúspide, trasladándose paulatinamente hasta sus bases obreras, donde peligrosamente se asienta, como si se tratase de un virus o enfermedad, que lentamente lo deteriora y debilita.

Es de acotar que, la corrupción debe verse como la doble moral del mundo, por cuanto, no existe un funcionario corrupto si no hay nadie que lo quiera corromper, y para lograrlo no debe haber respeto Institucional.

La Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC),ha sostenido que “…La corrupción es un fenómeno social, político y económico complejo que afecta a todos los países. La corrupción socava las instituciones democráticas, frena el desarrollo económico y contribuye a la inestabilidad gubernamental. La corrupción ataca los cimientos de las instituciones democráticas mediante la distorsión de los procesos electorales, pervirtiendo el Estado de derecho y la creación de atolladeros burocráticos cuya única razón de ser es la solicitación de sobornos. El desarrollo económico se atrofia porque la inversión extranjera directa se desalienta y pequeñas empresas en el país a menudo les resulta imposible superar los “costos de puesta en marcha” requeridos por la corrupción…”

Son varias las razones para llevar a una determinada institución, Incluso al mismo Estado, a la corrupción. Una de ellas es precisamente el atraso sociocultural de la población, en virtud que, mientras más vulnerables sean los administrados, en esa medida será impune el acto de corrupción, bien por el desconocimiento en su práctica, o porque  carezcan de controles necesarios para determinar la actividad o modalidad en la que se presenta esta acción.

Por otro lado, debe considerarse a un estado corrupto, como moralmente incapaz. Esta afirmación tiene su fundamento precisamente en la consecuencia anterior, toda vez que, si las personas desconocen las modalidades en las que se presenta la corrupción, así como los controles para evitarla, entonces se acepta moralmente, y los individuo empiezan a considerar normal esta conducta, al extremo de su tolerancia, la cual comienza desde sus bases y con simples actos de corrupción, hasta irse asentando y llegar a niveles muy superiores.

El tema de la corrupción es tan complejo que debe ser tratado desde los estratos más bajos de las instituciones públicas, pues los niveles de tolerancia de la corrupción se convierten en cadenas que impiden su determinación y consecuencialmente su destrucción, incluso se asocian en grupos que facilitan su práctica, al punto que, en muchos casos, se vuelven indetectables. Incluso por su propia estructura de funcionamiento, los corruptos con cargos de alta gerencia son difíciles de identificar, en virtud que son los funcionarios de baja monta quienes se encargan de ejecutar las acciones ilícitas con aquiescencia de los altos funcionarios, quienes también son beneficiarios de las ganancias indebidas, por ello es que se observa un número pírrico de investigaciones de funcionarios de alta jerarquía comparada con las investigaciones de funcionarios de baja monta.

Sin embargo, esta práctica no es absoluta, pues es más frecuente observar el desconocimiento de los altos funcionarios acerca de lo que ocurre en los estratos más bajos del organigrama, bien por falta de control o por falta de reporte de los funcionarios encargados de participar e informar cualquier acto de corrupción que tengan conocimiento.

No basta con pretender reformar leyes imponiendo sanciones más severas para aquellos que cometan actos de corrupción. También hay que establecer políticas de control y prevención que minimicen estos riesgos, aunado al hecho que, existe la necesidad de depurar las instituciones, no como mecanismo de persecución o represión, sino a través de constante adiestramiento, que le permita conocer al funcionario público los riesgos, las causas y sobre todo, las consecuencias de estos actos y su repercusión social, para así crear conciencia y un desarrollo sociocultural, herramientas éstas que en su conjunto permitirán una lucha efectiva contra la corrupción.

Los estados que se manejan con exceso de controles, lo cual tampoco es útil, por cuanto las faltas de vías de circulación económico hacen posible que un grupo de funcionarios controlen todo a su antojo y con claros signos de corrupción, lo cual trae como consecuencia que para resolver esas fórmulas de circulación económica y social, se deba ir y negociar directamente con ese grupo de funcionarios.

La solución debe plantearse desde el punto de vista tecnológico, pues se debe evitar la mala gerencia, y para ello no se requieren mayores controles, sino adiestramiento necesario y continuo de los funcionarios para lograr el objetivo trazado, verbigracia, se realizan todos los trámites electrónicamente para obtener un documento, y sin embargo, el mismo no se entrega en el lapso establecido porque gerencialmente no hay material para su elaboración, entonces se vuelve al estado burocrático, lento y pesado, lo que hace posible la corrupción.

“La batalla contra el mal, la cual es la tarea principal de San Miguel Arcángel, aun se lucha hoy en día, porque el diablo aun sigue vivo y activo en el mundo”. Juan Pablo II

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