En Venezuela no puede hablarse todavía de narcoestado

Es el abogado más reconocido en el país en materia de lucha contra la legitimación de capitales, y especialista en delitos de delincuencia organizada. Alejandro Rebolledo conversó con El Universal sobre su posición en relación con la penetración del narcotráfico en el país, y a diferencia de otros expertos, señala que en Venezuela “no puede hablarse de narcoestado”, pero sí advierte que la falta de institucionalidad puede llevar a una aún mayor penetración de las mafias que han hecho de nuestro país uno de los principales puentes de tráfico de drogas en el mundo.

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Usted, que ha estudiado este tema a fondo, señala, a diferencia de lo que sostienen otras tesis, que en Venezuela no puede hablarse de un “narcoestado”. ¿Podría explicar su posición?

Desde un punto de vista doctrinario, Venezuela no cumple todavía con los requisitos para alcanzar esa situación. Para que exista un narcoestado hay varias características: Un escaso poder de las autoridades, cómo existe, graves deficiencias legales, que no existen, porque hay suficiente legislación en Venezuela para que si existieran instituciones pudiera actuarse contra el narcotráfico; el Estado es débil, no hay autonomía de poderes y los funcionarios son permeables a la corrupción.

Tenemos una sola de las estructuras para el narcotráfico, pero las grandes estructuras no están en Venezuela.

Pero yo sostengo esa tesis porque la situación venezolana tiene unas características derivadas del modelo económico del Estado venezolano. El manejo de divisas con Cadivi y Cencoex llegó a tener unas estructuras totalmente corruptas; la economía de puertos, el aislamiento económico. La delincuencia organizada tiene el control de la economía. Yo no digo que el poder Ejecutivo es la delincuencia organizada, pero sí que el Estado, que es burocrático, lento y pesado, no tiene el control. El crimen, por el contrario, es rápido, descentralizado e innovador.

Pero no hay un narcoestado porque no hay carteles de tráfico de droga: No hay cultivo de drogas en Venezuela, y si existe es algo muy aislado; no hay laboratorios donde esa droga pueda transformarse. Lo que existe es el tránsito de esa droga, con un grupo corrupto que se ha prestado para que esa ruta pueda encaminarse. El cuarto elemento es el lavado de dinero.

La corrupción, sin embargo, no tiene color político sino aliados de turno. Y las mafias son organizaciones de poder que se infiltran en el Estado.

En Venezuela existen leyes para combatir el flagelo. ¿Pero si esas leyes no se cumplen no es lo mismo? ¿Es posible eso sin que en los altos niveles de Gobierno se estén haciendo de la vista gorda?

Las mafias son organizaciones de poder que se infiltran en la estructura del Estado. Son grupos estructurados en función de un objetivo sistemático. Cuando uno dice que son mafias es porque son estructuras completas que pueden actuar con gran impunidad porque tienen como garantizársela con contactos en el Estado, aunque no formen parte de este. Una mafia tiene cabeza, tronco y extremidades, es un organismo. Venezuela es un territorio gris, es vulnerable por su debilidad institucional, algo que ha dicho el Parlamento Europeo, por ejemplo.

Cuando se dice “se agarraron tantos capos de la droga”, eso está bien, pero ¿dónde están las estructuras desmanteladas? Las estructuras siguen funcionando… ¿Dónde están los bienes incautados, o esos bienes siguen funcionando para el narcotráfico? Cuando hablamos de esa debilidad institucional, hace que Venezuela sea un territorio vulnerable, y que el que quiera invertir en Venezuela no lo haga.

Siendo el narcotráfico una actividad globalizada, el hecho de que en Venezuela solo se controle un aspecto, el de la distribución, ¿no la inserta igualmente en el esquema? ¿Tiene sentido medir el narcotráfico con los estándares de los 90, de que hay que producir y lavar activos para ser un narcoestado?

Un cartel tiene responsabilidad de cada cosa, pero por ejemplo, los carteles mexicanos se dedican a las cuatro actividades. En el caso venezolano, la actividad se especializa en el tránsito: Cuánto cuesta un kilo de cocaína en la frontera y cuánto cuesta en París, por ejemplo. Una mafia como la Dagheda, la mafia calabresa, tiene una estructura gerencial e incluso implicaciones con los bancos.  Yo no voy a lavar dinero en un banco venezolano porque tiene una moneda que no es convertible. Me sirve como centro para yo operar, pero al final necesito una moneda dura para hacer negocios, para tener edificios, aviones… Para legitimar activos.

Como los Estados Unidos han endurecido su legislación con el Departamento del Tesoro, hoy esos activos se están desplazando más hacia Europa.  Nosotros estábamos pidiendo una reforma de la Ley Contra la Delincuencia Organizada para ajustarnos a estas nuevas normativas.

Hoy es el caso Odebrecht, pero cuando Roberto Rincón fue enjuiciado en Houston y admitió que había sobornado a altos funcionarios de Pdvsa, con nombres, apellidos, cuentas bancarias… ¿por qué no actúan las instituciones?

Al final por eso no somos un narcoestado: Tenemos una sola de las estructuras para el narcotráfico, pero las grandes estructuras no están en Venezuela.

Uno de los aspectos importantes en la lucha contra la delincuencia organizada es la recuperación precautelar de activos, que no está en la legislación venezolana pese a ser recomendada por la ONU. Se estaba discutiendo en la Asamblea Nacional, ¿sabe cómo va la discusión?

El objeto de la lucha contra la corrupción es recuperar los bienes. Es darle en lo más sensible a la delincuencia organizada. Venezuela tiene suficiente legislación, tanto en el sector bancario como el de seguros, mercado de valores, registros y notarías, etc., para enfrentar el problema, pero hace falta que se hagan cumplir. Nosotros, en la misma conferencia antilavado de dinero en la que tratamos este tema, tratamos el del tráfico de bolívares y llamamos a que hubiera una alerta púrpura sobre este problema, por lo que se le encontró a brasileros, grandísimas cantidades de bolívares.

La propuesta en el Parlamento está aprobada en primera discusión, y en ella establecimos que un denunciante pueda tener hasta 20% de los bienes recuperados.

¿Entonces tiene asidero la  medida de retirar el billete de 100, que pudo haberse percibido como impulsiva, o abrupta?

La medida tiene asidero, sin duda. Ese es uno de los aspectos en los que digo que la delincuencia organizada tiene el control de la economía. En Venezuela estaban quedándose los bancos sin efectivo, y la gente se voltea y encuentra un grupo que tiene grandes cantidades de bolívares y para que te dé esos bolívares pasas por un punto de venta y en el punto de venta te cobran una comisión de 20%, ese grupo tiene el control. La medida a lo mejor no se dio en el momento que tenía que darse, y a lo mejor 72 horas fueron un plazo corto, una medida improvisada que causó una explosión como la que sucedió después. La medida debió haberse tomado mucho antes, quizás no retirar de circulación los billetes, pero sí trancarle el camino a la delincuencia organizada, porque el papel llegó a valer más que la moneda.

Pero como ya dije, si no cambias el modelo, hoy es el billete de 100 y mañana puede ser el de 500 o el de 1.000. La delincuencia acude donde hay escasez, donde la gente tiene necesidad, y provee esas necesidades, pero hace que le paguen el precio que ella establece. Al final, el que tenga el cash es el que tiene el poder.

¿Qué puede hacer Venezuela para escapar del control delincuencial de la economía?

Lo vital es que podamos reinstitucionalizar a Venezuela. En el caso de Venezuela, no puedes tener una justicia selectiva, que sirva para imputar solo a quien en un momento determinado esté en contra tuya. Sin autonomía de poderes no se puede establecer gobernabilidad, ni políticas que vayan más allá de la situación en la que nos encontramos.

Este problema no es de partidos políticos, no es quién pueda gobernar. Se necesitan instituciones lo suficientemente fuertes para que si alguien quiere pasar la raya amarilla de la Constitución, no lo pueda hacer. Pregúntale a los venezolanos hoy quién quiere ser policía, fiscal, o juez. Muy poca gente. Y eso es porque no hay autonomía funcional del poder judicial.

Sin reinstitucionalización, la delincuencia organizada va a extender mucho más sus tentáculos, se va a expandir en los próximos años, incluso en las instituciones del Estado, y al final la impunidad es la que va a seguir teniendo la bandera.

En toda América Latina, en este momento, se está investigando la cadena de sobornos de Odebrecht, pero en Venezuela ni la Contraloría ni la Fiscalía abordan el tema…

Hoy es el caso Odebrecht, pero cuando Roberto Rincón fue enjuiciado en Houston y admitió que había sobornado a altos funcionarios de Pdvsa, con nombres, apellidos, cuentas bancarias… ¿por qué no actúan las instituciones? El caso de Rincón son 2.000 millones de dólares, en el de Odebrecht se habla de 98 millones de dólares. Es incluso más pequeño.

Cuando no hay transparencia, cómo actuar, y una gran impunidad detrás de la corrupción, se ratifica que si no hay una institucionalidad fuerte, nos volvemos un sitio vulnerable a la delincuencia organizado.

ElUniversal

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